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domingo, 25 de octubre de 2009

Las cosas de Palacio van mal y despacio

No deja de sorprender la ineptitud de ciertos organismos institucionales, en este caso me detendré en el educativo. Nos conformamos a regañadientes admitiendo que es cosa de la burocracia del funcionarismo. Tenemos pleno derecho a quejarnos del sistema cuando no funciona, y el caso que aquí expongo, así lo demuestra.
Resulta que para disfrutar de la beca ministerial, es necesario aprobar el 80% de los créditos (condición que apruebo, porque hay que premiar a los que verdaderamente estudian). Además, es preciso estar matriculado en un mínimo de créditos, que en la licenciatura de periodismo se traduce en 61,5.
Y en el último curso no crean que va a ser una excepción, lacrando el buen hacer que durante los cuatro años precedentes el estudiante ha ido sembrando. Y en el momento de recoger sus frutos, se encuentra con una colecta fumigada por las controversias del sistema. No sólo, no se premia a los alumnos que se han sentido motivados y capacitados para cursar las asignaturas mínimas y alguna más, sino que se les castiga obligándoles a matricularse en un mínimo preestablecido. O sea que, aquellos universitarios que llegan al último curso sin la necesidad de estudiar asignaturas optativas y de libre configuración, tienen la imposición legal de matricularse para cubrir ese cupo mínimo de créditos. No importa que hayas realizado cursos, seminarios, prácticas empresariales, o hayas aprobado con exámenes, el baremo está en esos 61,5 créditos.
Además de no incentivar al alumno, se le obliga a cursar alguna asignatura, normalmente algún idioma, para cumplir el requisito. No bastando con tragar con la absurdez de esta medida, llega la guinda del pastel cuando el Ministerio de Educación concede una beca de estudios parcial a un alumno que está matriculado en más de 62 créditos, porque la secretaría de la facultad, lejos de hacer bien su trabajo, les entrega una matrícula que no es la definitiva, y que por tanto, no reúne ese mínimo. Como siempre, el perjudicado es el cliente, consumidor, o en este caso el alumno, que debe reclamar su derecho a gozar de las ayudas sociales del denominado Estado de Bienestar. Bienestar para algunos, malestar para la mayoría.
Esto es como todo, uno no se queja hasta que no lo sufre en sus propias carnes, y pensamos que nunca nos va a tocar a nosotros. ¿Qué podemos hacer? Puede que algún día nos hartemos de “tragar”.

1 comentario:

  1. Según tengo entendido en caso de no haber agotado el número de becas estabecido para una carera, en este caso 5, no es necesario estar matriculado de ese mínimo que se exige; siempre y cuando te matricules de los créditos que te falten para terminar la carrera, independientemente de que sean menos de los 61´5 de este caso.
    Supongo que al final todo acabrá bien, pero el disgusto te lo quedas pa ti.
    Postdata: Si se administrase bien la administración que bien administrados estaríamos xd.

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